UN HIJO ES LIBRE
UN HIJO ES LIBRE
Un hijo no es un regalo.
No es un compañero asignado para un hermano.
No es un nieto que los abuelos piden con insistencia.
Un hijo no es una asignatura pendiente.
No viene a cumplir con lo que nos hubiera gustado y no
pudimos hacer.
No viene a darle sentido a nuestras vidas. Ella o él es su
propia vida.
Un hijo no es reemplazo de ningún proyecto truncado ni a una
persona perdida.
No es el salvavidas de ninguna persona ni de ninguna pareja.
Un hijo no viene a completar ni a llenar nada.
Un hijo no es del capricho, es un ser humano.
Es otro desde el comienzo y viene a vivir su propia vida.
Llega a nosotros con su propia impronta, su temperamento y
sus ganas de ser.
Le acompañaremos a descubrirse a sí mismo, le permitiremos
expresarse con libertad, elegir quien quiere ser y que le gusta hacer.
Aceptaremos desde el comienzo que no puede corresponderse a
nuestro ideal, a nuestros mandatos ni a nuestros agujeros ni tampoco es nuestro
reflejo.
Le tomaremos en brazos, le daremos la mano y dejaremos la
distancia necesaria para que se anime a caminar y explorar el mundo.
Y aunque nos duela verle distanciarse, le esperaremos en
nuestro lugar para que, si regresa, encuentre nuestro abrazo sin reproches, sin
culpas. Colmado de libertad.
Hijo, hija: yo te libero de que me salves, de que me cuides,
de que me des felicidad y de que sientas que “me debes algo”.
¡ERES LIBRE!
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