NO ACEPTES MENOS DE LO QUE MERECES
NO ACEPTES MENOS DE LO QUE MERECES
La entrega, la compasión y ayudar a los demás no solo nos enaltece como personas sino que tiene beneficios para nuestra salud física y psicológica e incluso se ha vinculado con una mayor esperanza de vida. Sin embargo, todo tiene un límite.
Ese límite se encuentra hasta tal punto que los demás pasen por alto tus derechos y hagan caso omiso de tus necesidades, es contraproducente y dañino.
En muchos casos, en la base de este tipo de comportamientos puede encontrarse la creencia de que no eres lo suficientemente bueno, por lo que permites que los demás te den las migajas de su atención, cariño y/o compromiso.
También puede deberse al miedo a reclamar tus derechos porque de pequeño nunca te enseñaron a valorarte como persona. De hecho, este comportamiento es común en las personas que piensan que todos son más importantes que ellos mismos.
En la base de este comportamiento también puede esconderse el complejo de mártir. En ese caso, el sacrificio en nombre del amor o el deber acarrea un sufrimiento que podrías evitar simplemente cambiando la dinámica de la relación.
El problema de aceptar menos de lo que mereces es que siempre habrá personas dispuestas a aprovecharse y alimentar una relación desbalanceada en la que terminas llevando la peor parte. En esos casos se crean relaciones de dependencia donde tú llevarás el peso y la responsabilidad, lo cual es agotador y desgastante.
¿Cómo evitar estas relaciones desbalanceadas?
No es necesario llevar una lista de los favores hechos y recibidos ni se trata de entablar únicamente relaciones de quid pro quo, la clave está en tu interior. Si te estimas lo suficiente y eres capaz de comprometerte, establecerás relaciones maduras a lo largo de tu vida con las cuales te sentirás lleno emocionalmente.
La sensación de plenitud emocional comienza en el dar pero termina en el recibir. Y tan importante es un extremo como el otro. Una vez que lo interiorizas, podrás analizar tus relaciones desde esa perspectiva y aplicar los cambios que sean necesarios, aunque a veces signifique cortar los lazos que no te permiten crecer y solo perpetúan el sufrimiento o la sensación de vacío. La decisión es tuya.
Ese límite se encuentra hasta tal punto que los demás pasen por alto tus derechos y hagan caso omiso de tus necesidades, es contraproducente y dañino.
En muchos casos, en la base de este tipo de comportamientos puede encontrarse la creencia de que no eres lo suficientemente bueno, por lo que permites que los demás te den las migajas de su atención, cariño y/o compromiso.
También puede deberse al miedo a reclamar tus derechos porque de pequeño nunca te enseñaron a valorarte como persona. De hecho, este comportamiento es común en las personas que piensan que todos son más importantes que ellos mismos.
En la base de este comportamiento también puede esconderse el complejo de mártir. En ese caso, el sacrificio en nombre del amor o el deber acarrea un sufrimiento que podrías evitar simplemente cambiando la dinámica de la relación.
El problema de aceptar menos de lo que mereces es que siempre habrá personas dispuestas a aprovecharse y alimentar una relación desbalanceada en la que terminas llevando la peor parte. En esos casos se crean relaciones de dependencia donde tú llevarás el peso y la responsabilidad, lo cual es agotador y desgastante.
¿Cómo evitar estas relaciones desbalanceadas?
No es necesario llevar una lista de los favores hechos y recibidos ni se trata de entablar únicamente relaciones de quid pro quo, la clave está en tu interior. Si te estimas lo suficiente y eres capaz de comprometerte, establecerás relaciones maduras a lo largo de tu vida con las cuales te sentirás lleno emocionalmente.
La sensación de plenitud emocional comienza en el dar pero termina en el recibir. Y tan importante es un extremo como el otro. Una vez que lo interiorizas, podrás analizar tus relaciones desde esa perspectiva y aplicar los cambios que sean necesarios, aunque a veces signifique cortar los lazos que no te permiten crecer y solo perpetúan el sufrimiento o la sensación de vacío. La decisión es tuya.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
Av. del Puerto Nº 81, Planta 6ª, Pta. 44.
Valencia, España. 46021.
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