LA INDEFENCIÓN APRENDIDA

LA INDEFENCIÓN APRENDIDA

Es un fenómeno psicológico en el cual una persona a aprendido a sentirse impotente e incapaz de controlar su entorno, aunque en realidad sí tenga la capacidad de hacerlo.

Este aprendizaje se produce después de haber sido a situaciones en las que no ha podido hacer nada para cambiar la situación. 

Fenómeno descubierto en 1960 por el psicólogo Martín Seligman.

Los síntomas que se muestran son: sensación de impotencia, falta de motivación, apatía, depresión, ansiedad, baja autoestima, sentimiento de culpa entre otros.

Personas con dificultades para enfrentar situaciones nuevas o desafiantes. También pueden tener problemas en sus relaciones interpersonales, ya que se sienten incapaces de influir en los demás o resolver conflictos de manera efectiva.

El tratamiento de la indefensión aprendida se basa en que la persona recupere el poder sobre su vida. Para esto se trabajan varios aspectos como: identificación de pensamientos que sostienen la indefensión aprendida, comprensión de las experiencias vividas, reconocer y valorar capacidades, modificación de patrones de pensamiento y conductas, una nueva narrativa del autoconcepto, reconocimiento y valoración de habilidades.

Existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar indefensión aprendida, como la exposición a situaciones traumáticas o estresantes de forma repetida, la falta de apoyo social, la presencia de ansiedad, etc.

La indefensión aprendida puede manifestarse en diferentes hábitos de la vida cotidiana. Por ejemplo, una persona que ha intentado varia veces conseguir un trabajo y siempre a recibido respuestas negativas, puede sentirse incapaz de conseguir uno en el futuro, aunque tenga las habilidades necesarias para conseguirlo.

Otro ejemplo podría ser una persona que ha estado en una relación abusiva durante mucho tiempo y ha perdido la confianza en si misma, llegando a creer que no merece una relación saludable y feliz.

En ambos casos la persona ha aprendido a sentirse impotente e incapaz de controlar la situación, aunque en realidad si tiene la capacidad de hacerlo.

Existen algunas estrategias que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollarla : fomentar un ambiente de apoyo social, en el que la persona se sienta respaldada y acompañada en momentos difíciles.

También aprender a gestionar el estrés de una manera efectiva, mediante técnicas de relajación, meditación, ejercicio físico u otras actividades que ayuden a reducir la tensión emocional. Además es fundamental cultivar una actitud positiva ante la vida en situaciones con soluciones creativas.

CITAS Y SUGERENCIAS


Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga Clínica

Av. del Puerto Nº 81, Planta 6ª, Pta. 44.
Valencia, España. 46021.

Móvil: 600 25 80 77

miconsultapsicologica@hotmail.es


Comentarios

Entradas populares de este blog

NO ACEPTES MENOS DE LO QUE MERECES

ATRAES LO QUE NECESITAS, CUANDO TE PERMITES LO QUE MERECES.

LOS PROBLEMAS NO EXISTEN