RELACIONES AMOROSAS SANAS
RELACIONES
AMOROSAS SANAS
Un buen AMOR, por supuesto
que se siente y se vive, como una buena relación.
Tanto los vínculos con
nuestras parejas, amistades, familiares y allegados, equipos de trabajo, conviene
hacer un balance emocional y preguntarse:
¿Cómo me siento en esta
relación?, ¿Qué estoy dando?, ¿Qué estoy recibiendo?, ¿Hay comunicación?, ¿Hay
respeto?, ¿Hay compromiso?, ¿Puedo contar de verdad con esa persona?
Ser cómplice
de la felicidad del otro
“El
amor es la decisión de trabajar activamente por la libertad de otra persona
para que elija qué hacer con su vida, aunque no te incluya”
Jorge
Bucay
Es importante tomar
conciencia de la salud de la relación.
Una buena relación supone
que todas las partes sientan que merece la pena estar allí.
Es imposible amar a nuestra
pareja sino nos amamos a nosotros mismos, para dar primero hemos de tener. Sin embargo,
debido a nuestra falta de autoestima buscamos en nuestro compañero sentimental
el cariño, el aprecio, el reconocimiento, la valoración y el apoyo que no nos
damos a nosotros mismos.
Por eso, es necesario que
exista AMOR y una RELACION conscientes, comprometida, verdadera y de
crecimiento. Solo así podrás mejorar la calidad de tus relaciones y tener el
criterio claro de con quién compensa seguir compartiendo tu vida.
Tomar conciencia del vínculo,
dándote permiso de reflexionar, escribir lo que sientes, ordenar tus
pensamientos y sentimientos para actuar en consecuencia.
El verdadero amor se sustenta
bajo cinco pilares:
Responsabilidad personal: que
consiste en que a nivel emocional cada miembro de la pareja se haga cargo de sí
mismo.
Comunicación asertiva: capacidad
de ser honestos y sinceros con el otro, empatizar, expresar respeto y
asertividad.
Vínculo afectivo: mimar,
dedicar tiempo y espacio a potenciar el cariño, la ternura y las caricias con
nuestro compañero sentimental.
Amar a la pareja: cuidar y
sorprender con detalles a la pareja, demostración activa de amar, procurar su bienestar
y felicidad.
Desapego: saber ser felices con o sin nuestra pareja, al no necesitarla para nuestra felicidad podemos verdaderamente amarla.
Una de las mejores formas de
asentar un vínculo es a través de la ACEPTACIÓN de la otra persona.
Eso implica entender que
queremos compartir nuestra vida con alguien que no es perfecto, porque nadie lo
es, pero juntos y en buena armonía la vida puede ser más bella y agradable.
Disfrutar de relaciones sanas no es esperar a que estas sean perfectas, sino crecer y evolucionar conscientemente a través de ellas para que nos hagan ser mejores. Solo así podemos construir una convivencia constructiva, con confianza incondicional, valiosa, pacífica, libre, respetuosa y aportando nuestra propia felicidad y amor al servicio de la relación.
La LIBERTAD solo existe
cuando existe el AMOR. Quien se entrega totalmente, quien se siente libre, ama
al máximo. Y quién ama al máximo, se siente libre. Pero en el amor cada uno es
responsable por lo que siente, y no puede culpar al otro por eso. Nadie pierde
a nadie porque nadie posee a nadie. El verdadero amor no se le conoce por lo
que exige, sino por lo que ofrece.
Y esta es la verdadera
experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo sin poseerlo.
Cuanta más libertad y respeto existe en la pareja, más unión, conexión y
fidelidad se experimenta. Es el acto donde nos comprometemos con otro ser
humano a seguir aprendiendo y evolucionando juntos, convirtiéndose en un espejo
el uno del otro donde ver reflejada la mejor versión de nosotros mismos.
Hoy puede ser un buen momento
para reflexionar conscientemente en lo bueno que te une a los demás.
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