EL DOLOR EMOCIONAL
Por desgracia, hay personas que no se recuperan de los golpes que les da
la vida, no son capaces de dejar que sus heridas cicatricen y estas
terminan condicionando tanto su presente como su futuro.
El dolor emocional puede llegar a ser mucho más resistente e intenso que
el dolor físico. Por desgracia, nos han educado para evitar el dolor,
en vez de enseñarnos a lidiar con él y utilizarlo como trampolín para
crecer.
Formas comunes pero dañinas de afrontar el dolor emocional.
1. Conductas de fuga. Se traduce en el intento de alejarnos por
todos los medios del evento doloroso, de la situación que nos está
causando ese sufrimiento. No hay lugar en el mundo donde podamos huir de nosotros mismos.
2. Conductas de represión. Se trata de un mecanismo de defensa
que activamos cuando creemos que no somos capaces de lidiar con ese
dolor emocional. Consiste en intentar olvidar los sucesos, de manera que
estos no provoquen sufrimiento. No podemos simplemente olvidar,
3. Conductas de negación. Optamos por ignorar el sufrimiento, haciendo como si no existiera. Obviamente, negar la realidad no hará que esta desaparezca.
4. Conductas de proyección. En este caso, el dolor emocional es
proyectado sobre los demás. Cuando ponemos en marcha este mecanismo, nos
decimos a nosotros mismos que estamos bien, que son los otros quienes
sufren. Creemos que al no reconocer el sufrimiento, este desaparecerá
como por arte de magia.
5. Conductas regresivas. Cuando el dolor emocional es muy fuerte,
a veces nos refugiamos en periodos anteriores de nuestra vida, en los
que nos sentíamos mucho más cómodos y seguros. La nostalgia y la
necesidad de mirar atrás para sentirnos bien suelen indicar que estamos
viviendo un presente que no nos agrada.
6. Conductas de aislamiento. Cuanto más profunda es la herida,
más privado suele ser el dolor. Hay veces que no encontramos la manera
de expresar ese sufrimiento, de forma que terminamos aislándonos,
viviéndolo en privado y dejando que nos consuma.
7. Conductas de racionalización. Si creemos que somos una persona
profundamente racional a quien las emociones no pueden afectar,
rechazaremos el dolor emocional y buscaremos causas racionales que nos
puedan consolar.
8. Conductas de desplazamiento. En este caso intentaremos buscar un culpable fuera de nosotros, a quien podamos achacarle la responsabilidad por nuestro dolor, impide asumir nuestra cuota de responsabilidad y aprender de la experiencia.
9. Conductas de sustitución. En este caso, la estrategia que
elegimos para afrontar el dolor emocional consiste en sustituir los
pensamientos que nos hacen daño por otros, para evitar el sufrimiento.
10. Conductas repetitivas. Es una de las peores estrategias que
podemos usar para afrontar el dolor emocional ya que consiste en
repasar, una y otra vez, lo ocurrido.
Para sanar esa herida, necesitamos tiempo y hacer un profundo trabajo
introspectivo. De hecho, en muchas ocasiones no se trata de volver a
colocar los pedazos rotos en su sitio, como haríamos con un jarrón que
se ha quebrado, sino de encontrar nuevas formas para lograr que esos
pedazos encajen. Eso significa que podrías encontrarle un nuevo sentido a
tu vida, comprender cómo esa experiencia te ha hecho más fuerte o
incluso animarte a emprender nuevos proyectos. Si usas el dolor como una
oportunidad para crecer, en vez de verlo únicamente como una piedra
molesta en tu camino, no habrá sido en vano.
OPINIÓN Y SUGERENCIAS
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Ana Luisa López Pérez
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