ALIMENTACIÓN EMOCIONAL



LA ALIMENTACIÓN EMOCIONAL

La alimentación emocional, a lo que la mayoría de las personas le denomina comer por ansiedad o estrés, aunque también puede estar desencadenado por otros estados emocionales como la tristeza y depresión, implica recurrir a los alimentos para sentirse mejor. Significa que no sentimos un hambre física sino que comemos para satisfacer las necesidades emocionales.

Aunque no siempre nos damos cuenta, caemos en la alimentación emocional cuando hemos tenido un día estresante, cuando estamos aburridos o nos sentimos deprimidos y decidimos comernos pequeños caprichos que son refugios a los que recurrimos cuando necesitamos cierto consuelo emocional.

El hambre emocional no se puede saciar con comida. Comer puede hacer que nos sintamos bien momentáneamente pero cuando terminemos, los sentimientos seguirán ahí, y lo que es aún peor, se añadirá la culpa por las calorías innecesarias que acabamos de consumir.

El hambre emocional se activa repentinamente. Nos golpea en un instante y la percibimos como una necesidad abrumadora y urgente.

El hambre emocional anhela alimentos específicos que generan confort.

El hambre emocional conduce a una alimentación automática.

El hambre emocional no se satisface comiendo

El hambre emocional no se desata en el estómago viene de la mente

El hambre emocional a menudo conduce al arrepentimiento, la culpa o la vergüenza.

El hambre emocional considera la comida como única fuente de placer.

El hambre emocional manifiesta la dificultad para gestionar las emociones. 

Pensamiento + Alimento + Emoción 

La comida puede convertirse en un alivio temporal a un "problema", sentimiento o emoción mucho más profundo. 
Estar triste y comer chocolate.
Sentir estrés y comer galletas.
Tener ansiedad y comer de todo y en gran cantidad.

Lo importante es, primeramente identificar que el hambre no es física sino emocional por lo que haciendo conciencia dejaremos de lado los alimentos, pondremos nuestra atención y energía en identificar que emoción y/o sentimiento estoy experimentando para entonces aprender a gestionarlos y romper la asociación entre el alimento y la emoción que hemos identificado y han proporcionado el placer momentáneo para conseguir la no presencia del hambre emocional.

Todo se consigue a través de la práctica.  Y si es necesario busca ayuda profesional.


Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

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