NARRACIÓN AUTOBIOGRÁFICA
NARRATIVA AUTOBIOGRÁFICA
Cuando miras atrás, cuando escudriñas tu vida como si fueses un espectador externo, ¿ves puntos de inflexión que te han llevado por caminos radicalmente opuestos o, al contrario, ves suaves transiciones que te han conducido de un sitio a otro sin sufrir grandes transformaciones?
Mira atrás y recuerda los primeros cambios importantes que tuvieron
lugar en tu vida, quizá la entrada al colegio, el ingreso en la
universidad, el momento en que te fuiste a vivir solo, cuando te
declaraste a tu pareja…
Se suele utilizar el término “transición”
para todos aquellos cambios que, de cierta forma, estan determinados
por circunstancias externas o por otras personas. Al contrario, los
“puntos de inflexión” son aquellos en los que se tiene un mayor poder de
decisión, como elegir la carrera universitaria.
Nuestra memoria autobiográfica es como una especie de narrativa, una
novela que tiene un hilo conductor en la que aparecen muchísimas escenas
y personajes. Sin embargo, cuando contamos nuestra vida, solemos
mantener un orden lógico, le damos cierta coherencia. En ese sentido,
las transiciones nos ayudan a conferirle esa organización. Si nos piden
que resumamos nuestra historia de vida, solemos hacer referencia a los
sucesos que catalogamos como “cambios transicionales”.
Al contrario, los puntos de inflexión son los puntos más trascendentes
de nuestra historia. A menudo no los mencionamos en ese resumen pero si
nos preguntan qué hechos han marcado nuestro destino, serán esos puntos
de inflexión los que acudirán a nuestra memoria porque son los recuerdos
centrales más significativos que nos han cambiado.
Poco a poco, las transiciones se convierten en una especie de contexto
sobre el cual organizamos nuestra memoria, como si fueran el fondo de un
paisaje sin el cual nada tendría sentido. Sin embargo, los puntos de
inflexión son los rasgos que más sobresalen, sin los cuales ese paisaje
no sería único y especial.
Los cambios transicionales son importantes, y muchos de ellos son
inevitables, como el hecho de entrar a la escuela. Sin embargo,
si quieres que tu vida realmente tenga un sabor único, si no quieres
arrepentirte al cabo de los años, también debes asegurarte de tener
puntos de inflexión.
Los puntos de inflexión se logran cuando:
- Vives plenamente el momento y te dejas embargar por las emociones.
- Tomas el control de tu vida y decides lo que quieres hacer.
- Dejas atrás el miedo y te lanzas a descubrir cosas nuevas.
De hecho, los puntos de inflexión nos conducen a un cambio
trascendental, ya sea en la forma de ver la vida o en la manera de
relacionarnos con nosotros mismos. Gracias a ellos, expandimos un poco
nuestro “yo”.
Por supuesto, a veces esos puntos de inflexión son dolorosos, sobre todo
porque debemos dejar atrás modos de hacer o cosas a las que nos
habíamos aficionado, porque representan una ruptura con lo viejo. Sin
embargo, las potencialidades que nos abren hacen que valga la pena.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
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