VERSE AL ESPEJO
VERSE AL ESPEJO
Qué ven cuando se ven en un espejo. Un planteamiento aparentemente
simple, pero con el poder de abrir un dique de emociones y reflexiones
profundas y conmovedoras.
Verse
al espejo y preguntarse qué vemos puede ser una síntesis de la idea que
tenemos de nosotras mismas, quiénes pensamos y sentimos que somos, qué
nos gusta y qué nos desagrada de nuestra cara y de nuestro cuerpo. Así
de simple y así de complicado.
Hubo un tiempo, la niñez, en que
no nos importaba cómo nos veíamos ni teníamos millones de ideas
tormentosas sobre nuestro aspecto. Simplemente disfrutábamos viendo
nuestro reflejo. Jugábamos a hacer caras, a reírnos, a imitar a nuestra
madre o a la maestra, a probar el pintalabios de mamá para sentirnos mayores. Sin
miedo y sin juicio.
Lo cierto es que no hay modo de
comparar la niñez con las etapas posteriores. La aparición del
pensamiento abstracto y los cambios que ocurren en la vida emocional con
la llegada de la adolescencia convierten al ritual de mirarse al espejo
en algo completamente distinto.
Quizá no debería volverse un acto tan
difícil, tan cargado de valoraciones y de inseguridades al compararnos
con los modelos de belleza que la cultura propone y que nos vende con
tal insistencia, que llegamos a pensar en hacer lo que sea con tal de
vernos como alguien más.
Poder ver más allá, una parte de su identidad como mujer para encontrar otros modos de
reconocerse como tal.
Algunas mujeres de cuarenta y tantos
solamente alcanzan a ver que ya no tienen 25 años. O los muchos arreglos
que tendrían que hacerse para recuperar la cara de antes. Reflexionar y concluir que quizá lo que hay que ver es que no hay nada
que arreglar. Que así como está, está todo bien.
Algunas
mujeres y adolescentes relatan que verse al espejo les
hace pensar que hay algo mal en ellas.
Verse al espejo también es ver la historia de una
vida, rasgos invisibles
hasta ese momento.
Qué hermosamente poderoso es escuchar a mujeres declarándose orgullosamente raras, extrañas, distintas,
imperfectas; intentando aceptar lo que ven, entendiendo que el espejo
solamente regresa la imagen externa de rasgos más profundos, como la
amabilidad, la fortaleza, el amor, el sentido del humor, el crecimiento
personal y la valentía para enfrentar la vida.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
Av. del Puerto Nº 81, Planta 6ª, Pta. 44.
Valencia, España. 46021
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