EL AMOR NO SE MENDIGA


EL AMOR NO SE MENDIGA

La vida es demasiado corta como para correr detrás de alguien que ni siquiera camina por ti. No es necesario ir detrás cuando ya saben dónde estás. Por eso, no busques, permite el encuentro.

No busques algo que no te ofrecen, tampoco lo mendigues.

No busques. Arrastrarnos y suplicar migajas de un cariño que no nos quieren dar no es saludable ni a corto ni a largo plazo. Sin embargo, puede que ciertas muestras nos lleguen a enternecer y que nos sirvan para buscar motivos para seguir anclados en el deseo de que esa persona permanezca en nuestra vida.

Si nos paramos a pensar, lo único que hacemos con esa actitud es prolongar de manera innecesaria el sufrimiento emocional. Someternos a la voluntad de los otros hace que nos convirtamos en marionetas de sus necesidades y de sus antojos.
No podemos sentirnos libres ni ser felices si vivimos aferrados y atados a unas esperanzas que manejan los demás. En este sentido, como es obvio, hay cosas que pasan porque tienen que pasar, pero hay otras que pasan cuando hacemos que pasen.

Resulta complicado soltar o dejar marchar aquello que consideramos muy nuestro, ya sean sentimientos o personas. Un sentimiento de identidad y pertenencia que se fusiona con nuestro miedo a perder algo que creemos tan intenso e importante. Suelta y libera lo innecesario de tu vida.

Sin embargo, a pesar de que todo ese caos emocional nos ate a ciertas personas, también acabamos cansándonos de que no nos valoren. Es probable que cuando nos percatamos de esto nos hagamos conscientes de que somos nosotros quienes no nos valoramos, lo cual es terrible para nuestra salud emocional.

Sentir que si no aguantamos un poco más una situación o a ciertas personas estamos fracasando es algo asombrosamente común. El fundamento de este sentimiento es el miedo que nos da enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera.

Dicho de otra manera, sentimos que si dejamos de sacrificarnos perdemos la oportunidad de construir parte de la historia emocional de nuestra vida. Sin embargo, lo que realmente estamos haciendo es comportarnos de la manera más cruel posible con nosotros mismos, con nuestras expectativas y con nuestros deseos.

El camino de ida hacia la libertad emocional está construido a partir de las piedras que vamos soltando; es decir, de sentimientos y personas de las que nos vamos deshaciendo.

Soltar es la única manera de dejar hueco a nuestras fortalezas, de asumir nuestros errores y de conseguir manifestar nuestras intenciones y nuestro compromiso. De esta forma evitamos que lo negativo le reste espacio a lo positivo, consiguiendo incrementar nuestro entusiasmo por la vida y nuestro bienestar.

No es más fuerte quien más soporta, sino quien es más capaz de “soltar”

Si no te ilumina ni te construye… SUELTA

Si permanece, pero no crece… SUELTA

Si te procura seguridad y así te evita el esfuerzo de desarrollarte… SUELTA

Si no brinda reconocimiento a tus talentos… SUELTA

Si no acaricia tu ser… SUELTA

Si no impulsa tu despegue… SUELTA

Si dice, pero no hace… SUELTA

Si no hay un lugar en su vida para ti… SUELTA

Si intenta cambiarte… SUELTA

Si se impone el `yo´… SUELTA

Si son más los desencuentros que los encuentros… SUELTA

Si simplemente no suma a tu vida… SUELTA

SUÉLTATE…la caída será mucho menos dolorosa que el dolor de mantenerte aferrado a lo que pudo ser pero no es

No busques ni vayas detrás de lo que no quieren darte, suéltalo… Pero mantente abierto a la posibilidad del encuentro con aquellos que si quieren forman parte de tu vida de una manera sana. No busques, permite el encuentro…



Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

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