HERIDAS DE LA INFANCIA
HERIDAS DE LA INFANCIA
¿Cómo pretendes asumir una paternidad/maternidad consciente?, si ni siquiera, has podido hacerles frente a tus heridas emocionales de tu propia infancia, sanar.
Mientras no seamos conscientes de nuestro niño interior herido, es muy probable que repitamos esas heridas con nuestros hijos.
Las heridas emocionales tienden a propagarse a través de lazos familiares, hasta que alguien las hace conscientes y detiene el proceso.
Sé contigo mismo el adulto que necesitaste cuando eras niño.
Cada trastorno tiene su raíz:
“A mí mis papás me pegaban de niño y yo no estoy traumado”. Afirmó el hombre que su expareja le denunció por violencia física.
“A mí de niño me dejaban llorando solo hasta que me durmiera y tan mal no salí”. Señaló el hombre que pasa largas horas trasnochando afectando su sueño.
“A mí me castigaban de niño y estoy bien”. Dijo el hombre que cada que comete un error, se dice a sí mismo palabras de desprecio, como forma de autocastigo.
“A mí de niña me pusieron mano dura y sufro de un trauma llamado educación”. Afirmó la mujer que sigue sin entender por qué todas sus parejas terminan siendo agresivas.
“Cuando yo me ponía de caprichosa cuando niña, mi padre me encerraba en una habitación sola para que aprendiera y hoy se lo agradezco”. Dijo la mujer que ha sufrido ataques de ansiedad y no se explica por qué teme tanto a estar encerrada en espacios pequeños.
“A mí mis padres me decían que me iban a dejar sola o a regalar con un desconocido cuando hacia berrinches y no tengo traumas”. Dijo la mujer que ha rogado por amor y ha perdonado reiteradas infidelidades a su pareja con tal de no sentirse abandonada.
“A mí mis padres me controlaban solo con la mirada y mira lo bien que salí”. Señaló la mujer que no puede mantener contacto visual con figuras de autoridad sin sentirse intimidada.
“Cuando niño, me golpearon físicamente y hoy soy un hombre de bien, hasta un profesional soy”. Afirmó el hombre que sus vecinos alertan con la policía por llegar ebrio a golpear objetos y gritar a su esposa.
“A mí mis padres me obligaron a estudiar una carrera que diera dinero y mira lo bien que estoy”. Dijo el hombre que cada día sueña con que sea viernes porque está desesperado en su trabajo haciendo todos los días algo que no es lo que siempre quiso.
“Cuando era pequeña me obligaban a estar sentada hasta terminar toda la comida, incluso a la fuerza”. Afirmó la mujer que no entiende por qué no ha podido tener una relación sana con la comida y en su adolescencia llegó a desarrollar un trastorno alimenticio.
“Mi madre me enseño a respetar a través de golpearme”. Dijo la mujer que se fuma cinco cigarrillos diarios para controlar su ansiedad.
“Yo a mi papá y a mi mamá le agradezco cada golpe y cada castigo, porque si no quien sabe qué sería de mí”. Afirmó el hombre que nunca ha podido tener una relación de pareja sana, y a quien su hijo le miente constantemente porque le tiene miedo.
Y así vamos por la vida, escuchando personas afirmando ser gente de bien y sin traumas, pero paradójicamente en una sociedad llena de violencia y gente herida.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga Clínica
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